El Sr. D. Arturo Galende Palacios, me ha remitido por correo electrónico, algunos textos sobre Pueblica que ya existían publicados en la antigua página web. Como creo que merecen la pena, los iré intercalando entre distintas entradas para que todos podamos leerlos cuando queramos.
COMO SE VIVIA EN PUEBLICA DESPUES DE LA GUERRACIVIL
Los años que siguieron al final de la guerra española, fueron difíciles en general, acentuándose mucho mas debido el bloqueo económico y político a que fue sometida España desde 1.946 a 1.950, que muchos estados nos cerraron sus puertas, también en gran parte como consecuencia de la 2ª Guerra Mundial.
El 13 de diciembre de 1.946, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), acuerda la retirada de los jefes de misión de España. Solo apoyaron a nuestro país, Argentina, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador y Perú. Hubo 13 abstenciones y una ausencia; el resto de países aislaron a España, de ahí que se acentuaran los problemas.
Fueron estos países sudamericanos, especialmente Argentina, los que enviaron alimentos para paliar el hambre y la miseria que había. El 7 de Junio de 1.947 viene a España Eva Duarte de Perón (esposa del general Perón, presidente de Argentina) y a partir de esas fechas comenzaron los envíos de alimentos a nuestro País.
El 4 de noviembre de 1.950, la ONU revoca la decisión de 1.946 sobre España y aprueba la posibilidad de que pueda ser admitida en los Organismos internacionales. Ya había países que tenían relaciones con España; pero el 3 de Enero de 1.951, lo hacen los Estados Unidos de América y el l2 de igual mes Francia. A partir de estas fechas comienza el despegue de España.
Los años posteriores a 1.939 en que finalizó la guerra, debido a la escasez de alimentos y recursos en el pueblo, muchos jóvenes emigraron al extranjero en busca de mejor vida; algunos casados y con sus esposas, otros dejando aquí la mujer e hijos y también muchos hacia otras regiones del norte y este de España, donde la industria comenzó su despegue más rápido que en el resto de regiones.
Los que optaron por quedarse en el pueblo, unos por ser ya mayores, otros por atender al resto de familiares (padres, hermanos menores, etc.), tenían que trabajar con ahínco para poder subsistir. Muchos de ellos compartían el trabajo en el pueblo laboreando las fincas y en épocas que se lo permitían las faenas del campo, lo alternaban como jornaleros o criados en los pueblos próximos o de Tierra de Campos, que los capitales eran mayores; otros en las cortas en las dehesas del duque de Sotomayor, talando o arrancando árboles para hacer carbón etc. etc.
En nuestro pueblo había muchas necesidades, pero al cultivar el campo, con los productos que se recogían, excepto algunas familias; hambre, hambre, no se pasó.
En el año 1.945 o año ruin, como así pasaría a la historia, hubo muchas dificultades.
El Estado había racionado la mayoría de los alimentos y venia el panadero de Villanueva de las Peras con pan negro que a falta de otro era muy bueno.
Ese año no hubo apenas cosecha de cereales y productos del campo y la mayoría de las familias se vieron en grandes apuros para pasar el invierno y llegar a la nueva cosecha del año siguiente, que por fortuna fue mucho más abundante.
Cuando llegó el verano y empezaron a secarse las cebadas, los más necesitados la segaban y preparaban para llevar parte al molino y así con la harina, amasarla y comer pan aunque no fuera tan bueno como el de trigo.
Por lo general, aquellos que podían más, ayudaban a los que carecían de alimentos a cambio de ayudas en el campo, etc., aunque siempre había alguno que cobraba las cosas a precios desorbitados.
El cultivo, casi todo era de secano, cereales como el trigo, centeno, cebada y algarrobas. Leguminosas como el garbanzo y alubias en menor cantidad y casi en exclusiva para el consumo familiar.
A lo largo del arroyo había una franja de terreno que en su mayoría se dedicaba a pastizal en común para la ganadería del pueblo; vacuno, asnal, mular y ovino y en menor cantidad caballar y cabrio; este último por las zonas de montes ,Altar Mayor, Tarcibera y Penosillos.
A uno y otro lado del pastizal había pequeñas parcelas dedicadas al cultivo de patatas, remolacha, maíz, etc. regadas mediante el sistema de pozos con norias en su mayoría; otros con cigüeñales y alguno incluso sacando el agua con cubos o calderos.
Los motores de gasolina “Pivas” no empezarían a usarse hasta los años 1.958 ó 1.960. En todas las fincas que lo permitían, se hacían pozos con el fin de regar los cultivos para que dieran mejores frutos.
También se arrancaron árboles en las fincas que había muchos (en su mayoría encinas) y se vendía la leña o se hacían carboneras si se veía que resultaba más rentable vender el carbón.
La producción, casi toda era para el consumo familiar y del ganado; excepto el trigo que el sobrante se llevaba a la venta al “Servicio Nacional de Cereales”, dependiente del Estado y lo pagaban al precio que cada año estipulaba. Se transportaba desde el pueblo hasta Santibáñez de Tera, en carros con ocho o diez sacos que pesaban unos 100 kilos y tirados por las vacas. Allí se descargaban y a hombros se subían para donde los empleados decían.
La ganadería de vacuno había la necesaria para el laboreo de las fincas y se iban vendiendo las vacas mayores cuando alguna de las nuevas crías valían para trabajar. Las crías machos se vendía al destete y eran muy apreciadas por su sabrosa carne y si algún macho se dejaba, se empleaba en el laboreo unos años, y después se vendían como “bueyes” para la zona de la “Valdería”, tierras limítrofes a Benavente y La Bañeza, donde los explotaban tirando de grandes carros con hasta 3.000 kilos de remolacha azucarera.
El ganado que más se comercializaba era el ovino. Había hasta tres rebaños de ovejas con 1.000 y hasta 1.500 cabezas cada uno. Eran propiedad de casi todos los vecinos, si bien algunos no tenían ninguna y otros podían llegar hasta 50 cabezas.
Todos los años se vendían las crías machos, emparejadas con las madres, ya mayores, que se iban reponiendo con las crías hembras. De éstas pocas se vendían.
Por entonces las ovejas no se ordeñaban, solo se hacía con las cabras, cuyas crías se vendían como lechales y después la leche se utilizaba para el consumo de la casa, e incluso algunos la vendían a algún funcionario del pueblo, si le sobraba.
Que yo recuerde solamente tenían una vaca lechera el señor Norberto y la señora Ramona, y la leche la vendían a los funcionarios del pueblo y alguna persona que por necesidad la necesitase.
Algunos pagos como “Los Escobales”, “Las Primeras”, Majal de las Vacas”, “Valchiquero” y otros menores, se dedicaban al cultivo de la vid para hacer vino para el consumo familiar; aunque había algún vecino vendía el sobrante a unos señores que venían de tierra de Tábara y lo transportaban en grandes pellejos de cuero.
Años mas tarde los vecinos que podían plantarían más viñas y las uvas sobrantes se llevaban a vender en grandes cestos de hasta 100 kilos cada uno, en los carros tirados por las vacas o mulas, hasta la bodega del señor Chana en Santibáñez de Tera.
Resultaba muy pintoresco que entre el viñedo había muchos cerezos, y cuando florecían y maduraban las cerezas, era una delicia observar el paisaje, el color blanco y rojizo a todo lo largo y ancho.
Aunque las cerezas eran pequeñas, eran muy dulces y deleitaban a todos cuantos podían saborearlas. Debido a la gran cantidad que había se iban a vender a los pueblos en un radio de unos 40 kilómetros. Se transportaban en unos cestos de unos 30 kilos cada uno en las caballerías, uno a cada lado.
En las épocas de venta de cerezas y recolección de cereales, desde junio a septiembre, el trabajo era continuo e intenso, desde muy temprano hasta que oscurecía.
No había horarios y los trabajos muy penosos.
No había máquinas, todo era manual con herramientas rudimentarias que hoy son de museos, (hoces, algún guadaño, arados de madera, de orejeras, de vertedera y lo clásicos carros tirados por vacas y alguno por mulas. A partir de 1.960 comenzaron algunos a comprar tractores y máquinas segadoras, primero tiradas por las vacas o mulas y años mas tarde ya con motores.
La construcción de la carretera que pasa por el pueblo, comenzó sobre el año 1.950; entonces todos los que podían trabajaban en ella, unos fijos y otros en temporadas que le permitían sus faenas agrícolas. No pagaban mucho. Los jovencitos entre 16 y 18 años, 14 pesetas diarias y los mayores creo eran 18 pesetas; todo esto contribuyó a que el pueblo resurgiera de su pobreza.
Las casas, los cimientos estaban hechos de piedras y las paredes de tapiales de tierra y adobes. Las fachadas cubiertas de barro envuelto con pajas finas y alguna, muy pocas, con cemento. Las habitaciones blanqueadas con cal y los techos con tablas de madera y en la planta alta, encima de las tablas y en toda su extensión, se usaba para almacenar los cereales y demás cosecha.
El techo recubierto de ripia de jaras por encima de listones de madera y las clásicas tejas para evitar la penetración del agua.
Las cocinas se encontraban fuera del cuerpo de casa, y era donde mas tiempo se estaba al calor del fuego, única calefacción que existía. La luz que había era la producida por los famosos candiles, bien de petróleo o de aceite y años mas tarde de carburos. Pueblica tuvo muy mala suerte con la luz eléctrica. La llevaban desde Friera de Valverde, pero utilizaron troncos de negrillo secos, que cada poco tiempo debido al viento y agua se caían, lo que hacia que muchos días no hubiera luz, terminando por desaparecer la línea y quedamos sin luz varios años.
Unos años mas tarde desde Morales de Valverde, la empresa entonces Iberduero, con un tendido ya mejor, suministraría la luz ya de manera definitiva.
Actualmente con la concentración parcelaria, la canalización de riego para algunas zonas del término, la distribución en parcelas individuales por el Ayuntamiento, de la zona de pastizal común a uno y otro lado del arroyo “Zamarrilla” todo de regadío; unido a la mejor mecanización para el laboreo, hace que se cultive mejor, y muchas fincas producen excelentes patatas, puerros, remolacha azucarera, lechugas y otras variedades muy apreciadas.
Si a todo esto se une la pavimentación de las calles del pueblo, su nueva plaza al lado del Ayuntamiento, la ampliación y mejora de la carretera, construcción de nuevas viviendas; y además la existencia del restaurante “Furones” ubicado sobre la carretera, en el que se celebran con mucho éxito, toda clase de banquetes sociales; y el bar “Lar” también muy acogedor, junto a la plaza al lado de la iglesia; es un acicate para visitar la población, sobre todo en sus fiestas, y en la recolección de las famosas cerezas, que en abundancia se producen en el pueblo.
Animo a todo el que así lo desee, a mejorar este trabajo en beneficio de nuestro querido pueblo, y del Valle Valverde. Saludos.